“Es una gran gracia que se nos permita ver una parte del universo”

Heino Falcke, el coordinador del proyecto que ha tomado las primeras imágenes de un agujero negro, explica el proceso de su trabajo y la influencia de su fe cristiana.

Jonatán Soriano

NIMEGA · 02 DE DICIEMBRE DE 2021 · 10:00

Heino Falcke, coordinador del proyecto Event Horizon Telescope, que en abril de 2019 presentó la primera imagen de un agujero negro. / Christliches Medienmagazin Pro, Wikimedia Commons.,
Heino Falcke, coordinador del proyecto Event Horizon Telescope, que en abril de 2019 presentó la primera imagen de un agujero negro. / Christliches Medienmagazin Pro, Wikimedia Commons.

Es extraño volver a mirar al cielo después de haber visto la imagen del agujero negro en el centro de la galaxia M87. Y no solo porque se encuentre a 55 millones de años luz de nosotros, o porque el anillo de luz que lo rodea tenga un diámetro de cien mil millones de kilómetros. La fotografía, presentada el 10 de abril de 2019, es el resultado de un proyecto de colaboración internacional con el Telescopio del Horizonte de Sucesos (Event Horizon Telescope). Y al frente de la coordinación del proyecto estaba un laico de la Iglesia Protestante de los Países Bajos. 

El investigador astrofísico y profesor de la Universidad Radboud de Nimega, Heino Falcke (Colonia, 1966), plasmó el proceso del trabajo hasta conseguir la imagen en su libro La luz en la oscuridad, que llegó en febrero de este año a España. Además, Falcke dedica también un ampio espacio en su obra a reflejar las inquietudes espirituales que le motivan y le influyen en su trabajo. “Cuando escribes sobre cuestiones científicas fundamentales profundas, cuando escribes sobre el Big Bang o sobre los agujeros negros, ¿cómo no puedes preguntar sobre lo que es subyacente y de dónde viene? ¿Cómo no preguntar por Dios?”, explica en una entrevista en exclusiva concedida a Protestante Digital

La genialidad de su trabajo, reconocido con prestigio por el Premio Spinoza en 2011, se complementa con un carácter simpático y bromista, en esta entrevista realizada en una tarde de otoño de 2021, en la que las estrellas seguían pareciendo tan lejanas como de costumbre, y nuestra pequeñez volvía a pasar desapercibida ante la gran inmensidad que nos rodea.

Pregunta: ¿Cómo es la vida después de ser el primero en tomar una imagen de un agujero negro coordinando un proyecto a escala mundial?

Respuesta: Hay un antes y un después. Ha cambiado mi vida y la de muchos otros. Esta imagen ha sido hecha por toda una colaboración. No he sido el único, pero sí alguien que inspiró este trabajo. Tuve este sueño hace 25 años, pero al final ha sido una gran colaboración de muchas personas. Hemos trabajado juntos para hacer que esta imagen sea una realidad en tiempos muy turbulentos, y realmente hay un antes y un después. Antes hubo incertidumbre, ansiedad, expectativa, sueños que de repente se hicieron realidad. Y luego hubo una fase de transición en la que el sueño se convirtió en algo real, pero aún no se había compartido. Tuvimos la imagen con nosotros por un tiempo. Luego se compartió con el mundo, y de repente se hizo pública y fue conocimiento de todos. Ese fue el momento más emotivo.

Y ahora se puede ver la imagen con bastante frecuencia, cuando aparece un agujero negro, cuando alguien ilustra los agujeros negros en todo el mundo. La vimos por primera vez en casi todos los periódicos, en todos los sitios web y ahora en los libros de texto. Se ha convertido en una imagen icónica. Como fui yo quien la reveló en Bruselas, obtuve cierta visibilidad también para mí, por supuesto. Y ahora veo que mi rol y mi identidad han cambiado un poco. Ahora soy el tipo que sacó esa foto del agujero negro. Y eso me ha dado oportunidades, pero también responsabilidades.

La gente quiere escuchar lo que digo, les interesa, leen el libro, piden que dé conferencias. En los Países Bajos, la Iglesia Protestante me ha pedido que dé su conferencia protestante anual. Tienen una conferencia temática una vez al año y le piden a una persona destacada que se encargue de ella. Tuvieron al primer ministro el año pasado y ahora le piden a un científico que lo haga. Significa que de repente estoy llegando a una audiencia mucho más grande que antes y me han preguntado sobre una gama de temas mucho más amplia que antes. Es algo con lo que me siento cómodo. Creo que mi propia experiencia como predicador ayuda, porque ya he hablado de temas básicos de la vida, de la fe, de la sociedad antes, y eso también ha sido una buena preparación.

 

P: ¿Cuál es el próximo ‘objeto celestial’ a fotografiar en tu lista?

R: Tenemos un plan claro. Todavía tenemos una imagen del centro de la Vía Láctea que necesitamos obtener y publicar. Tenemos los datos. Será un trabajo muy importante. Científicamente, tal vez sea más importante que el otro [el del agujero negro] porque es el centro de nuestra Vía Láctea y ha sido explícitamente bien estudiado y hay una clara predicción de lo que necesitamos ver. Esta es una prueba importante sobre la teoría de los agujeros negros y la relatividad. Necesitamos estar asentados y firmes sobre dos patas. Por ahora tenemos un agujero negro, pronto tendremos otro y luego nos daremos cuenta de si podemos permanecer o nos caemos. En ciencia, la confirmación es tan importante como el primer experimento, por lo que estamos muy nerviosos por este nuevo reto.

“ Ahora tenemos una sola imagen pero queremos hacer películas en color de los agujeros negros”.

En un futuro más cercano, entre los próximos dos y diez años, queremos hacer películas. Ahora tenemos una sola imagen pero queremos hacer películas. La materia flota alrededor de los agujeros negros y también puede ser disparada al exterior, no todo desaparece en su oscuro interior. Parte de la materia logra escapar antes de caer y tiene un plasma poderoso, como la ciencia ficción. Es impulsada hacia el centro de las galaxias y eso es algo que queremos ver en acción. Queremos ver una película en color de los agujeros negros.

Y luego, en un futuro muy lejano, es posible que queramos ir al espacio y construir un telescopio que sea más grande que la Tierra. Obtendremos alta resolución. Películas de muchos agujeros negros en todo el universo. Pero todo esto requerirá paciencia y tiempo. No es como tomar una foto con tu cámara. Todo esto requerirá mucha paciencia, disciplina, trabajo duro, colaboración y resistencia.

 

P: Ni siquiera sé si puedo esperar a ver esa película.

R: Será rara al principio, como de costumbre. Pero mejorará. Nos hemos hecho un poco de destripe. La primera imagen ha sido mucho mejor de lo que incluso nosotros mismos esperábamos y no siempre podemos tener tanta suerte.

 

P: En tu libro remarcas la importancia de haber conseguido no solo la imagen del agujero negro, sino de haber establecido también un proyecto unido de trabajo con muchas otras personas de todo el mundo. ¿Hasta qué punto este esfuerzo ha sentado un precedente en el mundo de la astronomía?

R: La colaboración global se está volviendo cada vez más importante en la ciencia, obviamente. Vemos esto en la física práctica. Lo que hace que este sea especial es que es realmente global. Tenemos a gente de Asia, América del Norte, Europa, pero también de África y América Latina. Casi todo el mundo ha estado involucrado de alguna manera en este proyecto. Lo necesitábamos. Algunos proyectos necesitan colaboración global y eso no es fácil, pero puede funcionar. Creo que este es un ejemplo. 

Por supuesto que no es fácil porque todo el mundo tiene su propia cultura y sus propias ambiciones, y no siempre es una gran familia feliz. Es como en el mundo real. Pero si hay un desafío en particular, y si es realmente necesario, la gente puede unirse y hacer no lo imposible, pero sí que las cosas suceden a escala mundial. Creo que esto es un ejemplo. Pero siempre hay una tensión entre colaborar y competir, así que yo lo llamaría una colaboración competitiva. Las personas todavía quieren ser mejores que las demás, pero también necesitan trabajar juntas. Creo que produce una tensión creativa, pero a veces también estresante.

“Es una gran gracia que se nos permita ver una parte del universo”

Imagen del agujero negro que se encuentra en el centro de la galaxia M87. / Event Horizon Telescope, Wikimedia Commons.

P: En Europa es cada vez menos frecuente encontrar libros que no paran de hablar de Dios publicados por editoriales generalistas, como es tu caso. ¿Por qué decidiste no enfocarte únicamente en explicar tu trabajo sobre el descubrimiento del agujero negro M87, sino también ofrecer una reflexión precisa sobre tu fe cristiana?

R: Hay dos respuestas. La primera es que creo que un libro siempre es más interesante si aprendes algo sobre la persona que está detrás de él, y cuando hablo de mi fascinación por la ciencia me resulta casi imposible ocultar mi fascinación por Dios y por las grandes cuestiones del universo. Son una parte natural de esto. Me adentré en la ciencia porque quiero saber lo que no sabemos y llegar al límite de lo que sabemos. Por eso estoy trabajando con los agujeros negros, porque realmente representan un límite fundamental de conocimiento. Y lo mismo con mi fe.

Mi fe me atrae hacia el gran misterio de Dios y de dónde vino el universo. Yo diría, más bien, cómo se puede no escribir sobre estas preguntas. Cuando escribes sobre cuestiones científicas fundamentales profundas, cuando escribes sobre el Big Bang o sobre los agujeros negros, ¿cómo no puedes preguntar sobre lo que es subyacente y de dónde viene? ¿Cómo no preguntar por Dios? Creo que esto es algo que hemos perdido. Muchos de los científicos en los que confiamos hoy, que han contribuido a los grandes resultados de la ciencia en el pasado, también fueron impulsados ​​por su fe y seguimos olvidándolo. Era normal en ese momento, por eso lo olvidamos ahora. Leemos en los libros de texto sobre Newton, Galileo, Keppler, Copérnico y no sabemos que eran personas profundamente fieles y para ellos la ciencia y la fe era la misma cuestión.

“Mi fe cristiana me atrae hacia el gran misterio de Dios y de dónde vino el universo”.

Pensando de forma más práctica, incluso mi editor en Alemania me animó a hacerlo porque estaban publicando el último libro de Hawking y él hizo la pregunta de Dios y la respondió de una manera muy agnóstica, o incluso atea. Así que me dijeron que presentara mi punto de vista, lo que tal vez sea un poco en contraposición a Hawking. Trabajando con agujeros negros, le habría fascinado ver esta imagen. Mi editor pensó que esto es lo que la gente quiere escuchar. Saben que este libro es algo que generará interés en la gente y tenemos muchos científicos que no hablan de ello. En este sentido, mi punto de vista ha sido un poco más refrescante y diferente. Creo que tenían razón. Vi en los medios alemanes, pero también en españoles, que la gente estaba realmente interesada. La respuesta corta sería que lo hice porque la gente quiere saber. Ellos preguntan. ¿Por qué debería callarme?

 

P: Has escrito el libro con la colaboración del periodista Jörg Römer, el cual, según explicas en el libro, no comparte tu cosmovisión cristiana. ¿Cómo ha sido este proceso de trabajo?

R: Hemos tenido una muy buena discusión al respecto. Él, como periodista, era muy curioso y hacía preguntas. Y creo que siempre es la mejor situación, si se siente curiosidad el uno por el otro y se pregunta al respecto, y también si se tiene la mente abierta y hay confianza, por supuesto que hay una colaboración real. Quizás esto es lo que la gente debería tener más. Quizás más pastores deberían escribir un libro junto con un ateo, porque es esta tensión la que quizás lo hace más accesible a la gente. No escribes a esas personas que ya lo saben todo. Hablas con una audiencia más amplia.

 

P: ¿Cuáles son los comentarios e interacciones más curiosas que has recibido después de publicar el libro?

R: Amazon en Alemania lo calificó muy alto y muchas personas lo aprecian. Pero hay algunos a los que no les gustó en absoluto. Había gente que pensaba que hablo mucho de mi “cosmovisión católica” y mis “dogmas católicos”. En realidad soy protestante y solo incluyo algunos versículos bíblicos en el libro. Creo que las últimas tres páginas hablan realmente de Dios. Para algunas personas, incluso este poquito era una exageración. Pero también hay experiencias conmovedoras.

Una niña de nueve años que estaba en la escuela primaria me dijo que había leído mi libro dos veces y estaba tan fascinada que decidió ser astrónoma y quiso llevarlo a la escuela porque tenía que presentar un libro. Pero la maestra le dijo que eso es demasiado avanzado para su curso. Ella era una de mis lectoras y tenía preguntas brillantes sobre los agujeros negros.

Otro lector que recuerdo fue un profesor de física jubilado de noventa años. Leyó el libro y le escribió al editor porque quería tener la imagen del agujero negro. Dijo que esto era lo último que quería ver. También muchos pastores y cristianos estaban muy contentos de que hablase de mi fe con naturalidad y para ellos el libro fue una especie de alivio.

 

P: Personalmente, la imagen del agujero negro me genera una mezcla de sentimientos, algunos de los cuales no puedo definir todavía. Sin embargo, en el libro dices que el secreto de la imagen no está en el anillo del agujero, sino en su sombra. ¿Qué pensamientos sobre el ser humano han generado esta conclusión?

R: En el caso de los agujeros negros, es la ausencia de luz lo que define lo que es. Cuando lo miras y entiendes la física y la historia que hay detrás de él, literalmente te atrae como la luz es atraída hacia esa oscuridad. Y es un lugar aterrador porque es una especie de destrucción definitiva, la prisión definitiva de la que nunca saldrás. Te recuerda a la muerte, a la destrucción. Por eso es que uso el ejemplo de que, en sentido figurado, estamos mirando las puertas del infierno. Esta idea viene de parte de una artista con la que hablé diez años antes de que se hiciera la imagen y estaba pintando cuadros de astronomía basados ​​en una presentación que yo había dado. Cuando le hablé de los agujeros negros, le pregunté si haría fotografías de agujeros negros. Ella dijo que no porque le recordaba al infierno.

“Los cristianos no deben tenerle miedo a la ciencia. Es parte de la creación de Dios”.

Creo que es bueno que la gente mire el principio y el final, que vea y que se enfrente al fin. Y creo que los cristianos no debemos asustarnos para nada porque tenemos ventaja, pensamos en el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Pensamos en la vida y la muerte casi todo el tiempo y, en última instancia, no le tenemos miedo porque sabemos que todo está en manos de Dios. Por eso creo que podemos mirar todo en el universo. Por supuesto, a veces tenemos miedo si nos detenemos en un escondite, pero en el fondo no tenemos miedo porque tenemos que sentir que estamos en manos de Dios, incluso en la muerte o en un agujero negro. Por eso los cristianos no deben tenerle miedo a la ciencia. Es parte de la creación de Dios. Tenemos que involucrarnos con la ciencia y no verla como un enemigo, sino como algo que nos ha sido dado por Dios.

P: Otra idea que aparece en el libro y que me llamó la atención la de que la expansión significa que ni siquiera podemos pensar en llegar a ver todo el universo. Para alguien que ha trabajado tan duro para conseguir la imagen del agujero negro de M87, como tú, ¿qué te hace sentir esta realidad? ¿Por qué un universo tan grande y, al mismo tiempo, incognoscible?

R: Creo que te hace humilde. Una cosa que hay que entender es que podemos mirar todo este hermoso universo, pero la misma tecnología dice que nunca podremos conquistar el universo entero. Nunca podremos estar literalmente allí o ver una gran facción del universo. Hay límites fundamentales de lo que podemos ver y experimentar. La tecnología que nos lo da casi todo, que parece un ser todopoderoso, también limita nuestro poder y nos dice que hay algo mucho más grande ahí fuera.

Desde una perspectiva cristiana, es Dios dejándonos ver algo de su gloria, pero también diciéndonos que nunca alcanzaremos ni siquiera una pizca de esa grandeza, belleza y gloria. Creo que es una gran gracia que se nos permita ver esto. Por eso podemos verlo, pero no nos pertenece.

“Es una gran gracia que se nos permita ver una parte del universo”

Portada del libro en el que Falcke explica el proceso de trabajo hasta llegar a la imagen y ofrece reflexiones sobre su fe. / Debate.

P: Ahora estamos presenciando una auténtica competición entre magnates para reconquistar el espacio estableciendo las primeras colonias humanas en otros lugares fuera de la tierra. ¿Hasta qué punto te parece esto realista, teniendo en cuenta conceptos como la arbitrariedad y la predictibilidad de las leyes naturales?

R: Estoy a favor de la exploración humana del espacio. Creo que los humanos hemos sido enviados a todas las áreas del mundo y creo que muestra la expansión natural que como humanos tenemos de ir al espacio. Sin embargo, soy muy escéptico con estas ideas que propagan personas como Elon Musk, de que nuestro destino y nuestra salvación están en el espacio. Casi tiene un sentimiento religioso y parece como si hubiéramos estropeado la tierra y tuviesemos que encontrar nuestra salvación en el espacio. Creo que es una completa tontería. Como dijo uno de mis colegas, vivir bajo tierra después de una guerra nuclear en la Tierra todavía es mucho más placentero que tener que vivir en Marte como sociedad.

Creo que podemos vivir allí como podemos hacerlo en la Antártida. Nadie quiere vivir en la Antártida durante toda su vida. Tenemos un telescopio en la Antártida y algunos compañeros estuvieron allí durante varios meses al año. Fue una aventura, pero todavía no he encontrado a uno que diga que es donde quiere estar y criar a su familia. Quizás haya algunas colonias en Marte o en la Luna, pero esto no es para el mundo como tal. Y especialmente, como sentimos en este momento, es para la gente rica y ellos determinan quién va y quién no. Ese no es el mundo del que deberíamos enorgullecernos.

 

“Podemos mirar todo este hermoso universo, pero la misma tecnología dice que nunca podremos conquistarlo. Hay límites fundamentales de lo que podemos ver y experimentar”.

P: Hay muchas voces que se han referido al universo utilizando términos como ‘oscuridad’ o ‘desolación’. ¿Cómo ves el reflejo del Dios de la Biblia observando el universo?

R: El universo es vasto. De hecho, es principalmente oscuro, pero hay islas de luz y vida. Estamos en una de esas islas. La grandeza del universo es incluso un símbolo de un creador más grande, y en concreto de Dios. Creo que la oscuridad y todos estos planetas nos recuerdan lo especial y rara que es la vida. No sabemos si hay más vida ahí fuera, pero definitivamente no es algo fácil y siempre hay amenazas. Es muy especial que se nos permita vivir aquí, en este planeta. Me produce gratitud por lo que tenemos.

P: Escribiste tu libro basándote en ciertas conclusiones que todavía generan debate entre algunos sectores del cristianismo, como la edad del universo, la forma en la que fue creado o la idea de expansión. ¿Cómo percibes estos debates dentro de la esfera cristiana y qué piensas de su tratamiento?

R: Al menos en Alemania, incluso en la iglesia, esto no supone una gran pregunta. Esto es más algo anglosajón. He hablado con ministros bautistas en Alemania y muchos de ellos aceptan la teoría de un mundo antiguo. Y creo que eso también está respaldado por la lectura de Génesis.

Creo que el problema fue que hace unos cientos de años la gente aplicó el método científico y matemático a la Biblia y trató de extraer la edad del universo de la Escritura. Tenemos que hacer ciertas suposiciones sobre esto. Incluso sabemos que un día a la vista de Dios, pueden ser mil años para nosotros. La Biblia nos advierte constantemente que debemos tener cuidado con mezclar la grandeza y los tiempos de Dios con los nuestros. Por eso creo que usar la Biblia para sacar conclusiones científicas de ella es realmente un enfoque equivocado. Esto no es para lo que fue escrita. No podemos usar la Biblia para construir un avión. Si el único libro que un ingeniero aeronáutico ha leído en toda su vida es la Biblia, no volaré en su avión.

Sorprendentemente, hay un libro. Pero Dios ha escrito un segundo ‘libro’, su creación. Y podemos leer este libro y examinarlo. Revela cierta verdad que podemos usar para hacer ciencia y para aprender algo acerca de Dios mismo. De hecho, este segundo libro es más grande.

Esto está en línea con los profetas, que hablaban de que los hijos de Abraham serían más numerosos que las estrellas en el cielo y la arena en el mar. Esto ya nos habla de un vasto universo incontable. Me parece que los profetas, ellos mismos, conocían esta grandeza y el hecho de que esto va más allá de todo lo que podamos imaginar. No debemos ponerlo en cajas pequeñas. Un universo de seis mil años es pequeño, es un universo humano. No es un universo piadoso. Creo que el universo nos dice que la creación de Dios es mucho más grande. Para un científico, al mirar las estrellas y medir estas cosas, es obvio que el universo es tan viejo como grande. Hemos medido la distancia entre Andrómeda y la Vía Láctea, y son 2,4 millones de años luz. Entonces sabemos qué tan lejos está y qué tan rápida es la luz, y la luz que vemos debe tener millones de años luz.

“Porque confío en Dios, confío en que el mundo que veo, que él creó, también es digno de confianza”.

La única forma en que esto no podría ser el caso es que Dios simplemente nos engañase. Que hubiera hecho un universo que parece viejo pero no lo es. Escuché esto de algún físico. Piensan que, en realidad, nuestro universo no es real, es solo una simulación, como un juego de ordenador. Hay gente que realmente piensa esto. Dicen que hay algo que no podemos contradecir científicamente: si somos solo una simulación, si Dios hizo el universo hace 6.000 años y simplemente finge que es todo, no hay forma de que podamos probar esto. La única razón por la que no puedo creer esto es porque confío en Dios. Creo que es un Dios digno de confianza, que no nos miente. Y así, porque confío en él, confío en que el mundo que veo, que él creó, también es digno de confianza. No nos está engañando.

 

P: En una declaración de tu libro, escribes lo siguiente: “Un Dios personal no me parece algo irracional”. ¿De qué manera esta idea ha influenciado tu trabajo como radioastrónomo?

R: Esta creencia de que Dios es alguien, es una creencia que surge de mi experiencia vital. No como un científico, sino que surge de alguien que busca a Dios. Por supuesto, se basa en una tradición. La lectura de la Biblia y el darse cuenta de que la Biblia realmente contiene mucha verdad y experiencias que la gente ha tenido. Comparto la misma experiencia de un Dios personal con muchas personas en la historia. Y algunas de ellas están escritas en la Biblia, por lo que es una experiencia común que la gente ha tenido. Eso significa que cuando miro el universo, creo que nunca olvido a la gente que hay en este universo.

Los científicos a veces olvidamos los aspectos humanos o espirituales porque hablamos de la tierra y el universo, y en esta escala las personas se vuelven insignificantes. Las partículas no tienen sentimientos. Pero lo hacemos. En ese sentido, mi fe me recuerda lo que significa ser humano. Mi ciencia a veces no lo hace. Es una corrección importante. Y también saber al final que lo único que importa es mi relación con Dios y con Jesús. No es el éxito en la ciencia lo que hace que mi vida sea un éxito, sino mi relación con Dios.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Ciencia - “Es una gran gracia que se nos permita ver una parte del universo”

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