La incómoda misión profética

Hay que analizar el mundo con ojos solidarios, las relaciones humanas con sus desequilibrios. Luego, lanzar palabras de denuncia y hacer justicia que, en la Biblia, siempre va a ir junto a la práctica de la misericordia.

13 DE ABRIL DE 2021 · 16:00

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Foto de Christian Spies en Unsplash CC.

Parece que hoy no es la misión profética de la iglesia y, por ende, de los creyentes, lo que más cuenta para los cristianos en el mundo. Nos fijamos más en la misión evangelizadora, en la misión litúrgica y, en parte también, en la misión diacónica, la obra social, la preocupación asistencial por el que ha quedado tirado al lado del camino. ¿Qué pasa con el cumplimiento de la misión profética de la iglesia? ¿Hay muchos creyentes que trabajan por cumplir esta misión?

La verdad es que la misión profética no es la más cómoda de entre las misiones que la iglesia tiene encomendada. Difícil también para los creyentes en el ámbito familiar o individual. Es que la misión profética, si nos fijamos en los profetas y en Jesús mismo que entronca con ellos de una forma muy clara, consiste en acciones que tienen su dificultad. La misión profética consiste en denunciar lo injusto. 

Para eso, hay que analizar, observar el mundo con ojos solidarios, las relaciones humanas con sus desequilibrios, los desiguales repartos, las exclusiones sociales, la opresión y, en definitiva, todo lo corrupto que victimiza a los más débiles. Luego, desde ahí, lanzar palabras de denuncia y, cuando se puede, hacer justicia que, en la Biblia, siempre va a ir junto a la práctica de la misericordia.

En los profetas, la labor profética, siempre se pone al lado de los desprotegidos, de los abusados, de los excluidos de los bienes sociales, de los que, inmisericordemente por parte de sus congéneres, han quedado tirados al lado del camino de la vida en pobreza, abuso, opresión, despojo, en debilidad, en la infravida de la injusticia con la que muchas personas en el mundo son tratadas. Actuar denunciando, mancharse las manos, usar la voz de denuncia, criticar la violencia de los fuertes contra los débiles, defender a los indefensos, a los huérfanos y las viudas como colectivos del Antiguo Testamento que hoy podrían representar a los diferentes colectivos de los excluidos, es parte de la labor profética. ¿Creéis que es fácil? Fácil no, pero necesaria e imprescindible sí.

Así, la misión profética es una tarea ardua, pero que la iglesia no puede dejar de lado, sino que tienen que ponerse, de alguna manera, en línea con los profetas y Jesús mismo, y actuar haciendo y buscando justicia, a la vez que se usa la voz de denuncia, a la vez que se es también la voz de aquellos que han sido privados de ella por los prepotentes de nuestra historia. La misión profética tiene que ir consiguiendo en nuestro aquí y nuestro ahora del mundo en el que vivimos, mayores niveles de solidaridad, de justicia y de projimidad, intentando o haciendo que la injusta realidad social del mundo vaya cambiando, se vaya transformando por la acción profética, por la denuncia de las opresiones, de las explotaciones y marginaciones, por la búsqueda de justicia y el compromiso con los débiles. Misión profética que corresponde a la iglesia del Señor.

Jesús practicó esta misión profética, entroncó con los profetas del Antiguo Testamento y, claramente, se posicionó al lado de los débiles, de los abusados y de los injustamente tratados del momento en el que le tocó vivir, para darnos ejemplo de tomar partido por los más vulnerables y víctimas de la tierra, por los despojados y oprimidos. 

Sin embargo, la iglesia no se ha posicionado tan claramente en el ejercicio de la misión profética. Más que tomar partido por aquellos que quedan tirados, se ha centrado mucho más en la misión litúrgica, alabanzas, rituales y oraciones que no se puede decir que sean malas, sino que, al contrario, son necesarias o imprescindibles, pero los profetas nos enseñan que, si olvidamos la misión profética de búsqueda de justicia, de hacer justicia y practicar misericordia, Dios puede tapar sus oídos ante nuestras alabanzas, fiestas solemnes, ofrendas y otros rituales. Simplemente porque la misión profética está en la línea del amor al prójimo que llega a ser tan importante que el amor a Dios y al prójimo están puestos en la Biblia en relación de semejanza.

Así, la misión profética es, de alguna manera, una misión fundante y esencial para que funcione el auténtico culto a Dios. Si leéis los profetas, entenderéis esto. Si no tenéis mucho tiempo, leed a Isaías en sus capítulos 1 y 58. Deteneos, reflexionad. No se puede dejar de lado la misión profética, el hacer justicia y practicar misericordia, con todo lo que de denuncia de las estructuras sociales injustas y de pecado que hacen sufrir a tantas personas conlleva la búsqueda de la justicia social que, bíblicamente, siempre es misericordiosa. La iglesia y los cristianos, como seguidores de Jesús, deben recoger con fuerza y seriedad esta misión profética de la iglesia, no sea que el mismo Dios se haga sordo a nuestro clamor.

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