¿El momento de las grandes alianzas para Israel?

El acuerdo entre Israel y Emiratos Árabes Unidos supone el punto de partida a la oficialidad de unas relaciones que hasta ahora habían sido informales.

Jonatán Soriano

JERUSALÉN · 03 DE SEPTIEMBRE DE 2020 · 17:00

Detalle de la ventanilla del primer vuelo comercial entre Israel y Emiratos Árabes Unidos, con las banderas de ambos países y de Estados Unidos. / Twitter Pegasus A4,
Detalle de la ventanilla del primer vuelo comercial entre Israel y Emiratos Árabes Unidos, con las banderas de ambos países y de Estados Unidos. / Twitter Pegasus A4

Si la política y las relaciones diplomáticas tienen que ver, en parte, con la escenificación de determinados gestos, no cabe duda de que occidente sigue teniendo grandes intereses en la región de Oriente Medio. Así lo reflejan dos imágenes difundidas por la mayoría de medios informativos del mundo en las últimas semanas: la del secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, iniciando una nueva ruta por la región desde Israel y junto con Benjamin Netanyahu, y la del primer avión de la compañía hebrea El Al aterrizando en Abu Dabi.

La primera, además de ser la imagen de dos representantes de países que han mantenido una alianza histórica, va acompañada de contenido. Y es que durante su rueda de prensa conjunta con el primer ministro israelí, Pompeo aseguró que después del acuerdo con Emiratos Árabes Unidos, Washington “confía ver a otros países árabes unirse”. En el caso de la segunda, de carácter más simbólico, se trata del primer vuelo comercial directo entre Israel y el país emiratí y que, según Netanyahu, refleja “cómo es exactamente la paz”.

Pero es evidente que no se buscan alianzas internacionales únicamente para hacer sonar los motores de las cámaras fotográficas en las salas de prensa y despegar un avión. Y es que el reciente acuerdo entre los dos países, que desde Irán califican de “traición y engaño” emiratí, supone el punto de partida a la oficialidad de unas relaciones y asociaciones ya existentes pero que habían funcionado de manera informal, que responde a intereses políticos y económicos concretos y que puede tener también repercusión en la política nacional de diferentes lugares. “El acuerdo de normalización hace público la cooperación diferente y previamente secreta entre Israel y Emiratos Árabes Unidos”, explica el profesor emérito de Ciencia Política de la Universidad Bar Ilan, Gerald Steinberg.

Reunir viejas alianzas ante un momento político grave

Es bien sabido que las realidades nacionales de Oriente Medio se dividen, desde hace tiempo, en dos grandes bloques; el que mantiene las relaciones con Estados Unidos, y el que no lo hace. “Este acuerdo está diseñada para contrarrestar la amenaza iraní mientras la presencia militar estadounidense ha disminuido, y para expandir proyectos económicos conjuntamente, incluyendo respuestas al coronavirus”, remarca Steinberg. 

Apenas un mes después de desechar llevar a cabo la anexión del 30% de los territorios del Valle del Jordán, el anuncio del acuerdo con Emiratos Árabes Unidos parece haber tenido un mejor efecto sobre la opinión pública israelí. “Israel muestra nuevamente y comprende su verdadero camino, que es la búsqueda de nuevos diálogos, el poder amplificar el círculo de paz con el mundo árabe y rechazar cualquier tipo de anexión unilateral”, recuerda el experto en asuntos de seguridad en Oriente Medio, Brian Weissman

¿El momento de las grandes alianzas para Israel?

Emisarios emiratíes dan la bienvenida al primer vuelo comercial de El Al aterrizando en Abu Dhabi. / Twitter @IsraelinSpain

Para él, hay cuatro factores que han incentivado la materialización del acuerdo: “las elecciones en Estados Unidos, ya que con el acuerdo del siglo “prácticamente Fracasado, Trump entiende que debe tomar alguna acción que marque su nombre en la región”; “el avance de Irán”, que “causa conflicto con otros países de la región”; “el avance de Turquía”, que “ha tomado posesión de bases en distintas partes del Golfo e intimida a países de la región, como Emiratos Árabes Unidos”; y “el congelamiento de una futura anexión de Cisjordania por parte de Israel”, que “no daba lugar a expandir relaciones con el mundo árabe”. 

Pero además de los intereses geoestratégicos, el acuerdo puede servir de bálsamo para dos líderes políticos que en los últimos meses han estado en el centro de la atención de protestas multitudinarias en sus propios países. “El acuerdo es, simplemente, un acto político auspiciado por dos dirigentes que están pasando por momentos complicados: Netanyahu y Trump. De esa manera pueden demostrar que han conseguido algo extraordinario para recuperar una popularidad que está bajo mínimos”, remarca el teólogo alemán y colaborador de Protestante Digital que ha escrito una serie de artículos sobre la historia de Israel, José Hutter. En esta misma línea, el profesor Steinberg coincide en que “el momento del acuerdo ha estado influenciado por Estados Unidos, para que la Administración Trump pueda mostrar algo de progreso en su plan de paz”.

Un avance importante para la paz

Más allá de las palabras de Pompeo, que permiten vislumbrar la intención de continuar oficializando acuerdos, no se puede obviar el valor del acercamiento entre Israel y Emiratos Árabes Unidos para el contexto de la región. Para Weissman, que recuerda que la “coexistencia pacífica” ha sido y es el gran objetivo israelí, “el acuerdo abre ‘nuevos portales’ de paz en la región”. Sin embargo, no olvida que se trataría de una paz ligada a unos intereses específicos, cualquier que sea su formato. “Estados Unidos busca generar más acuerdo entre Israel y los países árabes. No solamente para recibir un Premio Nobel de la Paz, sino también para generar una región estable que cuide de sus intereses”, explica. Además, considera que los nuevos acuerdos pueden llegar próximamente, marcados por “la carrera por la presidencia en noviembre, que presiona la agenda de Trump”.

Una paz que, además de la intencionalidad política, para millones de personas tiene también un marcado acento religioso y puede generar, incluso, determinadas interpretaciones apocalípticas. En este sentido, y desde la perspectiva cristiana evangélica, Hutter avisa de que “no es buena idea buscar versículos bíblicos que supuestamente ‘ya lo anunciaron todo’”. “Debería ser una buena noticia para cualquier creyente que dos naciones decidan tener relaciones pacíficas que fomentan el comercio. No hay que olvidar que Emiratos Árabes Unidos e Israel son dos de los países más avanzados de la zona”, remarca.

La cuestión palestina y los demás candidatos

Los diferentes analistas y expertos en geopolítica coinciden en los mismos nombres sobre la mesa. “Se espera que se incluya a Baréin y Omán, en el Golfo, en acuerdos de cooperación adicionales con Israel”, subraya Steinberg. “En una etapa posterior, Arabia Saudí también podría unirse al proceso público, mientras su cooperación silenciosa con Israel sigue aumentando”, añade el profesor, que también sitúa a Sudán en la esfera de posibles candidatos para la extensión de las relaciones diplomáticas de Israel.

¿El momento de las grandes alianzas para Israel?

Pompeo y Netanyahu, en una rueda de prensa este mes de agosto./Twitter Secretary Pompeo

Para Steinberg, “los motivos de estas alianzas son similares a los del acuerdo entre Israel y Emiratos Árabes Unidos”. “Al igual que Egipto hace 40 años, y después Jordania, Emiratos Árabes Unidos entiende que los palestinos no avanzan hacia la paz y esperar no es útil. Los beneficios de la cooperación con Israel no pueden seguir siendo rehenes del rechazo palestino. Emiratos Árabes Unidos ve a Irán como una amenaza creciente para su supervivencia y, para impedirlo, Israel es un aliado mejor”, dice. 

También Weissman considera que “el mundo árabe comenzó a comprender hace ya años que, en el conflicto israelí-palestino, hay dos culpables y no uno solo”. “La región no puede seguir ‘en pausa’ hasta que el conflicto se resuelva. Israel entiende que se tiene que enfocar en abrir sus puertas al mundo árabe, y el mundo árabe comprende que no puede esperar a que el conflicto sea resuelto para seguir avanzando en la región. Es el momento de trabajar en conjunto y ver un horizonte más estable para ambos pueblos”, afirma. Weissman también matiza que lo importante “no siempre es hacer públicas las relaciones, sino generar nuevos canales de comunicación”, y añade a Marruecos a los posibles candidatos para futuros lazos diplomáticos.

Un enfoque en el que también coincide Hutter, convencido de que “el acuerdo [entre Israel y Emiratos Árabes Unidos] puede abrir el camino para que más países, sobre todo del norte de África, puedan seguir este paso”. Para el teólogo alemán, la renuncia a la anexión de parte de los territorio del Valle del Jordán no cambia nada y “allí todo seguirá igual”. Por eso, manifiesta, “los palestinos lamentarán para siempre no haber aceptado la oferta de Ehud Barak del año 2000”, señala en referencia a la Cumbre de Paz de Camp David entre el entonces primer ministro israelí, William Clinton y Yasser Arafat. 

“Hay que recordar que Shimon Peres ya visitó algunos países del Golfo Pérsico. Es difícil que Siria y Líbano normalicen sus relaciones con Israel pero, en cuanto a otros vecinos, no hay que olvidar que desde hace tiempo existe una colaboración no oficial entre Israel y diferentes emiratos del Golfo. Incluso con Arabia Saudí en lo militar. Es de esperar que los palestinos se den cuenta de que el tiempo no juega a su favor. El futuro de una nación no radica en el victimismo”, añade. Sin duda, la urgencia política de los diferentes agentes implicados y el ritmo de los mercados influirán en los tiempos de la agenda de la región, como vienen haciendo hasta ahora.

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