A sus 17 años, el atleta Gerson Pozo, también cristiano evangélico, se ha proclamado campeón de España sub-20 de 400 metros. Con un tiempo de 47.20, el pasado 7 de marzo se convirtió en el segundo mejor deportista español de todos los tiempos en esa categoría.

“Hay mucho esfuerzo detrás de cada entrenamiento y el apoyo de mi entrenador, mi equipo y mi familia. Estas marcas son muy importantes porque te colocan en el ranking europeo y mundial”, ha explicado Pozo a Actualidad Evangélica. La victoria, ha dicho, “me motiva a seguir adelante y tratar de hacer aún mejores marcas”. “También es una presión, porque ahora la gente espera más de mí, pero eso es bueno”, ha remarcado el joven.

Cuando era pequeño, a Pozo le gustaba jugar al fútbol, pero su padre era corredor. A los seis años participó en las Olimpíadas Evangélicas Regionales de Madrid, actividad deportiva organizada por las iglesias locales de la Comunidad. Desde entonces, se dio cuenta de que le gustaba mucho el atletismo y comenzó a entrenar, primero solo por diversión, y en los últimos dos años más en serio.

“Con la ayuda de Dios y de mi entrenador sé que puedo conseguir mis metas”

“Ahora entreno unas diez horas a la semana. Es difícil, pero realmente lo disfruto. Tengo grandes metas que, con la ayuda de Dios y de mi entrenador, sé que puedo conseguir”, señala Pozo.

Los próximos objetivos son los 400 metros en el Campeonato de Europa sub-20 en Estonia, en julio, y el Campeonato del Mundo en Kenia, el próximo agosto. Será la primera vez que participe de forma individual en competiciones internacionales.

Gerson también tiene previsto ir a Estados Unidos el próximo año para comenzar sus estudios universitarios en el Estado de Texas y continuar entrenando, “lo cual es una gran oportunidad para crecer como deportista”. Los Juegos Olímpicos “son muy difíciles en este momento, solo tengo 18 años, pero trabajo todos los años para ser mejor”, explica. “Las olimpiadas son mi sueño, pero ahora me centro en mi categoría y en el futuro veremos qué puertas abre Dios”, asegura.

Una fe atlética

La fe es central en la vida del campeón de España. Cuando participó en la competición española sub-18, el año pasado, pidió permiso a sus padres para hacerse un tatuaje. Muestra un ala en cada tobillo con las letras alfa y omega en griego.

“Tiene un significado especial para mí, es un recordatorio de que todo tiene un principio y un final. No importa cuán difícil sea un momento en nuestras vidas, Dios siempre está ahí para nosotros. Nos ha prometido que no nos dará nada que no podamos afrontar, y que con Él a nuestro lado podemos ser fuertes”, remarca Pozo.

El tatuaje, dice el atleta, también le permite “oportunidades para hablar con otros sobre el evangelio de forma natural, sin las connotaciones negativas que tiene la religión hoy”.

Según Pozo, el atletismo le ayuda a “ser mejor hijo de Dios, porque me ha enseñado a ser fuerte, a ser constante”. “No puedes esperar ser un gran atleta con solo uno o dos entrenamientos, y no puedes esperar tener una buena relación con Dios si solo lees la Biblia y oras los domingos”, subraya.

“A veces es difícil, pero todo tiene un propósito a largo plazo. No estamos sacrificando nada, Jesús se sacrificó por nosotros, así que para honrarlo y mostrarle nuestro amor, debemos invertir nuestro tiempo libre en Él”, considera el joven atleta.