Cerdos y perros primero

Más que ocupar los primeros sitios asegurémonos de llegar con la humildad que se nos pide.

10 DE JULIO DE 2020 · 10:15

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Foto de Annie Spratt en Unsplash.

En las Sagradas Escrituras, tanto en el nuevo como el antiguo testamento, observamos las veces que se repiten las pugnas por ser el primero. Tenemos ejemplos como el de Esaú y Jacob y la preferencia de Rebeca, mediante engaños, para que Jacob tuviese las bendiciones de la primogenitura, Gen 27. Del mismo modo conocemos la importancia que tenía la superioridad para los hijos de Zebedeo y su madre, Mt 20:20-21. En los tiempos actuales todavía se da esta lucha provocada por algunos hombres que pelean por ser las cabezas de las iglesias cerrando las puertas a las mujeres, evitando que realicen los ministerios que el Señor les ha encomendado, entorpeciendo la obra del Espíritu en sus propias comunidades porque, afirman, no pueden ejercer sus dones por ser menos, y, según mi opinión, por puro miedo. Aclaro que no todos los hombres maltratan a las mujeres, ni las relegan a la limpieza del templo, al cuidado de los niños o a preparar fiestas y comidas. Gracias al Señor muchos han entendido el mensaje de igualdad entre ambos sexos. 

El texto clave para estos varones que entorpecen la obra del Señor está en  Génesis 2, donde aparece que el hombre fue formado primero y la mujer después, de eso presumen muchos cuando intentan humillarnos. Sin embargo, reflexiono y pienso que la cosa tiene su gracia, pues siguiendo la lectura de este relato nos enteramos de que, enseguida, vio Dios que el hombre no era capaz de vivir solo y solo buscaba compañía entre los animales del jardín sin encontrarla. ¿Cómo fue que no pudo valerse  por sí mismo? ¿Cómo fue que necesitó apoyo y tuvo que creársele otro ser semejante? A continuación vemos que siendo tan inteligente se dejó engañar por ella con mucha facilidad, ¿cómo, si tan listo era? 

¿Quién será el primero? ¿Quién dominará sobre los demás? ... el que entre vosotros quiera ser grande, que sirva a los demás, y el que entre vosotros quiera ser el primero, que sea vuestro esclavo. Porque, del mismo modo, el Hijo del hombre no ha venido para ser servido, sino para servir y dar su vida en pago de la libertad de todos. Mt 20,26-28.

Intentamos avanzar y poco a poco lo vamos consiguiendo ya que las mujeres contamos con cerebro propio y no necesitamos más cabeza que la nuestra. Continuemos juntos en la carrera hacia los pies del podium que preside Cristo. Más que ocupar los primeros sitios asegurémonos de llegar con la humildad que se nos pide. Algunos lo haremos agotados a causa de la ambición y quizá encontremos las primeras filas ya ocupadas, ¿quizá por mujeres? Otros llegaremos y seremos conducidos hacia un lugar digno de honor. No olvidemos que donde hay envidias y rivalidades hay también desorden y toda clase de maldad; en cambio, los que poseen la sabiduría que procede de Dios llevan ante todo una vida pura; y además son pacíficos, bondadosos y dóciles. Son también compasivos, imparciales y sinceros, y hacen el bien. Y los que procuran la paz, siembran paz para recoger como fruto la justicia. Santiago 3, 16-18. 

Me pregunto, ¿es lo primero siempre lo mejor? Cita anecdótica para terminar la reflexión:

Algunos aseguran que Adán era superior porque fue formado primero. Según el mismo razonamiento, ¡los cerdos y los perros serían superiores al hombre ya que fueron creados antes que él! (Tomado del libro ¿Por qué no la mujer?, Loren Cunningham, David Joel Hamilton, con Janice Rogers).

Que tengan un buen día. 

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Tus ojos abiertos - Cerdos y perros primero