Consejos para gobernantes

Con su destreza controla el artesano,

el gobernante a su pueblo con su elocuencia;

Gobernante prudente educa a su pueblo,

una buena administración es ordenada.

A tal alcalde, tales vecinos.

Un rey disoluto arruina la ciudad,

la prudencia de los jefes puebla la ciudad.

En manos de Dios está el gobierno del mundo:

sobre él establece al hombre oportuno;

en manos de Dios está la autoridad del hombre:

él confiere su majestad al soberano.

*Eclesiástico 9:17; 10:1-5.

Siempre me ha gustado recrearme en las enseñanzas que aporta el libro  Eclesiástico. Este ejemplo de hoy está dirigido a los que gobiernan, a los que viven de la política, sea cual sea el cargo que ostenten, la formación desde la que trabajan, la época en la que viven o el país donde residen.

A primera vista parece que el contenido del texto no es significativo, de poca monta, corto, sencillo, no entra en detalles exhaustivos. Claro está que no es un tratado, son consejos. Pero ¡ay si se cumpliesen!

El comienzo es una llamada de atención. Compara la destreza del artesano, su habilidad para moldear a gusto la materia, con la elocuencia del gobernante, su don de palabra y persuasión para convencer, para conseguir de los ciudadanos lo que pretende. 

Los cinco últimos versículos hacen una llamada de atención en disponer el equilibrio entre dirigentes y dirigidos. Según actúen los que ejercen el poder, así reaccionarán los subordinados. 

Mejor ser prudentes para lograr armonía. Sobre unos y otros está la autoridad del Señor.

De igual manera estos versículos son convenientes para la salud y el bienestar de algunas iglesias. Aunque sus responsables no sean líderes de partidos políticos, emplean  su política particular en las congregaciones. Es un tema delicado pues, hasta cierto punto, cada comunidad tiene el pastor o pastora que elije (hay que suponer que han sido elegidos, no impuestos) y cada pastor o pastora tiene la iglesia que, bien o mal, ha formado. Sin embargo, es el Señor quien está por encima de todos y dará su legitimidad solo a quienes sean capaces de ejercerla. Lo demás es mundano.

*El libro deuterocanónico Eclesiástico fue escrito hacia el año 180 a.C. Es el más extenso entre los sapienciales. Se le da uso con fines tanto instructivos como reflexivos. Fue escrito en hebreo, posiblemente por Jesús, judío hijo de Eleazar y nieto de Sira, o Sirac. Más tarde fue traducido al griego.